04 agosto 2025

VÍTĚZSLAVA KAPRÁLOVÁ
HUDBA

VÍTĚZSLAVA KAPRÁLOVÁ

Virginia Eskin, piano
Stephanie Chase, violin




Con Bohuslav Martinů y amigos, 1938





VÍTĚZSLAVA KAPRÁLOVÁ

Giorgio Koukl, piano




Suita rustica
Vítězslava Kaprálová

Brno Philharmonic Orchestra
Jiří Pinkas

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04 julio 2025

GLYN PHILPOT
GABRIELLE, NIECE OF THE ARTIST

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24 junio 2025

SABINE HAPPARD
ÇA POURRAIT CHANGER

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01 junio 2025

CARTA DE TATIANA A ONEGUIN
ALEXANDR S. PUSHKIN


Autorretrato, dibujo de A. S. Pushkin


XXXI

Delante tengo su carta;
la guardo sagradamente,
con secreta angustia leo
y no puedo abandonarla.
¿De quién tomó la ternura,
el afecto descuidado?
¿De quién tomó el dulce absurdo,
el hablar irreflexivo,
atrayente, pernicioso?
No lo puedo comprender.
He aquí una traducción
incompleta, deficiente,
una imagen de lo vivo,
un Freïschütz interpretado
por tímidas estudiantes.
 

 Oneguin con Pushkin a orillas del Nevá, dibujo de A. S. Pushkin


Carta de Tatiana a Oneguin

Le escribo a usted, ¿qué más quiere?
¿Qué más resta por decir?
Sé que ahora puede usted
dañarme con su desprecio.
Pero siquiera si guarda
hacia mi triste destino
un poco de compasión,
le ruego: no me abandone.
Primero quise callar.
Créame: de mi vergüenza
nunca hubiera usted sabido,
si tuviese la esperanza
de encontrarle en nuestra aldea,
siquiera de tarde en tarde,
solo una vez por semana.
Nada más oír su voz,
decirle solo una frase,
y luego pensar, pensar
día y noche sobre aquello,
hasta volver a encontrarnos.
Pero dicen que es usted
insociable, y en la aldea,
entre nosotros, se aburre.
Nada nos hace brillar,
aunque en nuestra sencillez
nos alegra verle aquí.

¿Por qué llegó a visitarnos?
En este olvidado sitio
no le hubiera conocido
a usted, ni al dolor amargo.
La turbación de mi alma
inexperta (¿quién lo sabe?)
quizá llegara a calmarse.
Encontraría un amigo,
sería una esposa fiel
y una madre virtuosa.

¡Otro! ¡A nadie en el mundo
le entregaré el corazón!
Lo juzgó el alto consejo...
Lo quiere el cielo, soy tuya.
He sabido desde siempre
que tendría que encontrarte.
Por Dios me fuiste enviado,
lo sé, para que me guardes
hasta la tumba. Ya en sueños
te habías aparecido;
sin cuerpo aún, me atraías.
Tu encantadora mirada
me hacía languidecer.
Tu voz resonó en mi alma
ya entonces... ¡no era ilusión!
Llegaste apenas, lo supe;
entusiasmada, febril,
me dije entre mí: ¡es él!
¿Verdad? ¿No eras tú el que hablaba
calladamente conmigo
cuando ayudaba a los pobres,
cuando calmaba rezando
la tristeza de mi alma?
En ese preciso instante,
amada visión, ¿no surgías
de la noche transparente
y en silencio te inclinabas
sobre el borde de mi lecho?
Con pasión y con amor,
¿no susurrabas entonces
una palabra de ánimo?
Seas ángel de la guarda
o demonio malicioso,
acaba con esta duda.
Quizás esto no sea nada,
¡engaños de alma inexperta!
Y otra cosa se ha dispuesto...
¡Sea lo que haya de ser!
En ti confío mi suerte,
ante ti vierto mis lágrimas,
te ruego que me protejas...
Date cuenta: vivo sola,
aquí nadie me comprende,
mi razón está agotada
y he de morir en silencio.
Te aguardo: con solo una
mirada esperanzadora
da vida a mi corazón,
o deshaz el duro sueño
¡ay, con un justo reproche!

¡Concluyo! Temo releer...
Miedo y vergüenza me frenan...
Pero confiada en su honor,
resuelta a usted me encomiendo...


XXXII

Tatiana suspira y gime.
La carta tiembla en su mano,
la rosada oblea seca
en su lengua enfebrecida.
Ha inclinado la cabeza:
cae el ligero camisón
de su hombro delicioso.
Se extingue el rayo de luna,
la niebla abandona el valle.
Allí platea el torrente,
allí el pastor con su flauta
despierta a los campesinos.
Es de día: hace tiempo
que todos se han levantado.
Mi Tatiana sigue igual.


XXXIII

No advierte que ha amanecido.
Con la cabeza inclinada
se sienta, y en la misiva
no imprime el tallado sello.
Mas ya entrando silenciosa
la encanecida Filípievna
trae el té en una bandeja.
-Es hora, hija, levanta.
¡Amor, si ya estás dispuesta!
Anoche, ¡cuánto temía!
¡Gracias a Dios ya estás bien!
De la congoja nocturna
no queda huella. Tu rostro
parece el de una amapola.


ALEXANDR S. PUSHKIN
Yevgueni Oneguin, capítulo tres

Traducción de Alan

 
Duelo entre Oneguin y Lensky, ilustración de Iliá Repin

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04 mayo 2025

CUENTOS DE LLUVIA DE PRIMAVERA
UEDA AKINARI

Retrato de Ueda Akinari por Koga Bunrei

Este es uno de los textos incluidos en Cuentos de lluvia de primavera. Las primeras narraciones del libro se me hicieron un poco arduas y sugerentes de seguir, como sombras chinescas en una pared encalada, tan lejanas como el Japón o los años en que escribió Ueda Akinari. Se refieren a asuntos de historia, religión, poética, y del arte de la caligrafía. A medida que avanzaba, surgieron algunos cuentos fascinantes (en especial 'La tumba de Miyagi') y este breve texto, 'Enaltecimiento de la poesía', que considero acertado y hermoso.


He aquí un poema compuesto por Yamabe no Akahito:

Waka-no-ura ni
shio michikureba
kata wo nami
ashibe wo sashite
tazu nakiwataru

Waka-no-ura:
bahía en donde
al subir la marea,
entre cañas de la orilla,
cantan, vuelan las grullas.

Y otro de Kakinomoto no Hitomaro:

Honobono to
Akashi-no-ura no
asagiri ni
shima kakure yuku
fune wo shi zo omou

Al alba tenue
en bahía de Akashi
y entre la bruma,
un barco de nostalgias
tras las islas se pierde.

Estas dos poesías se consideran tradicionalmente como "el padre y la madre de la lírica japonesa".

Akahito compuso dicho poema durante el reinado del emperador Shomu. Cuando Fujiwara no Hirotsugu encabezaba una rebelión en Kiushu, Su Majestad, temiendo que hubiera traidores en la capital, emprendió, con el pretexto de un "Viaje Imperial", un recorrido por las provincias de Iga, Ise, Shima, Owari y Mikawa. He aquí un poema compuesto por el soberano cuando llegó a la bahía de Ago, en el distrito de Mie, provincia de Ise:

Imo ni kou
Ago no matsubara
miwataseba
shiohi no kata ni
tazu nakiwataru

De amores penando,
sobre el pinar de Ago
mis ojos tiendo.
En la playa, en bajamar,
cantan, vuelan las grullas.

Durante el viaje imperial, la vigilancia era intensa y se enviaban numerosas escoltas en vanguardia para que velaran por la seguridad de los caminos por los que viajaría la comitiva imperial. Uno de estos oficiales era Takechi no Kurohito, quien, de guardia por las costas de Owari, compuso el siguiente poema:

Sakurada e
tazu nakiwataru
ayuchi-gata
shiohi no kata ni
tazu nakiwataru

A Sakurada
vuelan, cantan las grullas
del lago Ayuchi.
En la playa, en bajamar,
cantan, vuelan las grullas.

No es nada probable que Akahito o Kurohito, que servían al mismo emperador, plagiaran un poema compuesto por el soberano. De todas formas, en los tiempos antiguos la gente expresaba en sus versos aquello que veía ante sus ojos, sin preocuparse de si alguien había compuesto anteriormente otro poema de manera idéntica. Probablemente Akahito debió de componer esos versos mientras acompañaba al séquito imperial en su visita a la provincia de Kii. Nadie puede criticarlo por haber empleado expresiones similares a las del emperador, puesto que simplemente describió, tal como lo veían sus ojos, la imagen de la bahía, la montaña, los cerezos y las grullas. Debió de pensar que la vista que tenía ante sí resultaba incluso difícil de representar en una pintura y, por eso, lleno de admiración, compuso tales versos.

Versos similares, aunque anónimos, los hallamos también en el Man'yōshū:

Naniwa-gata
shiohi ni tachite
miwataseba
Awaji-no-shima e
tazu nakiwataru

Miro el paisaje
del lago de Naniwa
de pie en la playa.
Rumbo a la isla de Awaji
vuelan, cantan las grullas.

También este poema comparte la sensibilidad y la inspiración de Akahito. Los sentimientos de los poetas del pasado eran sinceros y honestos, por lo cual nadie puede pensar que escribían sus versos imitando poemas ajenos ni acusarlos de plagio. Cada uno componía el poema que nacía de su corazón. La visión de la bahía y las colinas, el color de los cerezos y el canto de las aves son impresiones que no cambian, las admire una persona u otra. Lo mejor es describir con sinceridad aquello que emociona. Este es precisamente el verdadero Camino de la Poesía.

UEDA AKINARI
'Enaltecimiento de la poesía'
Cuentos de lluvia de primavera

Traducción de Yoshifumi Kawasaki

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24 julio 2024

MARGO GURYAN
WORDS AND MUSIC


WORDS AND MUSIC
MARGO GURYAN


Beautiful, and the picture too.

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25 junio 2024

HERE COME THE KIWI GIRLS
THE SIXTIES


THE SIXTIES


When You Walk In The Room, Come & See Me (Sandy Edmonds)), Don't Come Any Closer (Allison Durbin), Hush (Yolande Gibson), Ambush (Maria Dallas), The Bluebeat (Dinah Lee), I Wanna Swim With Him (Rochelle Vinsen), and more.

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31 mayo 2024

PUES YO SÍ
BENAVENTE Y EL GIGANTE

Un día el menudo Benavente, en uno de sus paseos, se metió por el callejón de San Ginés.

Aún hoy, puede tenerse la experiencia de entrar por la calle Arenal y salir a la calle Mayor, o al revés.

Entonces no era un pasadizo tan concurrido. A pesar de la estrechez, la ligera inclinación y el suelo empedrado, parecía más una calle de western, donde solo corre el viento, y se escucha solo el paso del bastón.

De repente vio venir, en sentido contrario, a un hombre de gran corpulencia, y además, cosa extraña, agilidad. Fueron acercándose uno a otro, hasta llegar a la misma altura. El gigante se detuvo en mitad de la calleja y prorrumpió:

—¡Yo no le cedo el paso a un maricón!

Benavente se echó a un lado y dijo:

—Pues yo sí.

No lejos está la plaza que lleva su nombre. No es una plaza bonita, a pesar de (o quizá por) hallarse cerca de la plaza Mayor, la Puerta del Sol y ambos madrides antiguos. Si alguien me preguntara, lo primero que se me ocurriría, para su desconcierto o asentimiento, es que allí termina su ronda el 6, y vuelve a iniciarla de nuevo.

Texto de Alan

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