ÍO · SIRINGE
Ovidio cuenta la historia de Siringe, intercalada dentro de la de Ío, en las Metamorfosis.
Júpiter deseaba a Ío, hija del río Ínaco. Ante los celos de su esposa Juno, transformó a Ío en ternera. Aún así, Juno la reconoció: "siendo vaca todavía era hermosa". Pidió a Júpiter que le diese aquella novilla, y la puso al cuidado de Argos, el de los cien ojos.
Júpiter envió entonces a su hijo Mercurio para que la rescatara. Mecurio se disfrazó de pastor y llegó a donde estaba Argos. Hablándole y tocando la flauta, trataba de "doblegar sus ojos vigilantes". Argos le preguntó cómo había surgido aquel invento reciente de la flauta, y Mercurio narra la historia de Pan y Siringe.
Siringe era una hermosa náyade, que había logrado escapar de las persecuciones de sátiros y dioses, hasta encontrarse con Pan. Antes que la alcanzase, Siringe llegó a una corriente y pidió "a sus límpidas hermanas que la transformaran". Pan, al querer abrazarla, sujetó sólo unas cañas de pantano. Suspiró sobre ellas y oyó un sonido débil, como un lamento, que lo cautivó: "Este diálogo habrá siempre entre tú y yo", dice, "y así, unidas las cañas dispares con una ensambladura de cera, conservó en ellas el nombre de la doncella."
Cuando Mercurio termina de contar la historia, Argos se ha dormido. Mercurio saca su espada, y de un tajo le corta la cabeza: "Muerto estás, Argos, se ha extingido la luz que tenías para tantos ojos y una sola noche se apodera de tus cien ojos." ¿Dónde fueron a parar?... Juno "los recoge y los coloca en las plumas de su ave, llenando su cola de gemas estrelladas."
En venganza, Juno obligó a la ternera a huir errante, cruzando el estrecho del Bósforo (en griego, 'paso de la vaca'), por Oriente Medio hasta el Nilo. Allí, a ruego de Júpiter, su esposa se calmó y la perdonó: "nada queda en ella de la vaca sino la blancura de su figura. La ninfa, feliz con el uso de los dos pies, se yergue, teme hablar por no mugir como una novilla y nerviosa intenta de nuevo las palabras perdidas. Ahora es una diosa venerada por una multiud vestida de lino." La diosa egipcia Isis, con la que se asociaba a Ío desde tiempos remotos.
traducción de A. Ramírez de Verger y F. Navarro Antolín)