16 agosto 2015
14 agosto 2015
JULIO CAMBA
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En cocina, como en todo, el arte no debe servir nunca a ocultar, sino a valorizar las primeras materias. (...)
El mejor vestido no es el que más atrae nuestra atención, sino el que la dirige más acertadamente sobre la mujer que lo lleva. Todos los buenos modistos saben que vestir a una mujer equivale, en realidad, a desnudarla, a poner en valor y dar realce a su desnudo, el cual, por sí solo, sería algo así como un manjar sin condimento. Claro que en el centro de África las mujeres no se desnudan, es decir, no se visten; pero allí pertenecen todas a la raza negra, y su piel constituye, para cada una de ellas, algo así como un elegantísimo traje de soirée. Las mujeres blancas, en cambio, necesitan vestirse y desnudarse, y cuando por cualquier azar son sorprendidas sin ropa, el rubor que las invade no representa más que un esfuerzo tardío y desesperado para cambiar de raza.
Julio Camba, La casa de Lúculo
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Libros
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