Ejuaaaaaaaaaaaaaa!! Eeeejai, jai
Más lejos de la Chorrera
vengo, compadres, a pie;
que escuché a Cejotapé
gritando su cantadera.
De un ángel usté se acuerda,
y yo me acuerdo del sol,
y yo no sé qué es peol,
mientras rasgueo las cuerda.
Ai, jaiii, juuaaa!
Aayyy, aah, leileileeee....
Pregunté al mago Merlín.
“Solo una flor tropical
puede curar ese mal.”
“¿Cómo se llama?” “Yeanín.”
(Sigue el cuento y la cantadera, leleile, leleilaaa...)
Y siguió diciendo el mago,
de su profundo magín:
“Encontrarás a Yeanín
en la selva, junto a un lago.”
Así me puse en camino
del remedio de mis males,
con las selvas tropicales
del buen amor por destino.
Olé
(Linda jotaaaa... aayyy, y escuchen la travesíaaaa...
gru, gru, gluuuuu... por las olas bailadoraaaaas)
El barco ancló en la bahía,
y tuve un dulce soñar:
soñé que una flor crecía
del otro lado del mar,
y en medio un canal corría.
Ay Candelaaaa!!!
(Ahí lo veeen, oigan cómo:
Se adentra solo en la selva,
con unos guías chocoes.
Igual dan síes y noes,
solo habla la madreselva)
Otros cruzaron primero:
Morgan, feroz bucanero,
buscaba el metal preciado;
Ursúa un sueño, El Dorado;
y yo la flor que más quiero.
Hey lo!
(Ungaaaa, cae la noche, shhhsshhhh...)
Chorrerano ronronea,
el guacamayo dormita;
nada en la selva se agita,
solo el río que platea.
Ay Carmelaaa
(Jai, ejaai, splassh, crreeeeeec, sigue el viaje por el río.
Canto de una joven chocoe)
Se oyeron, rompiendo el día,
suaves quejas guturales,
son de flautas y atabales
de una extraña melodía.
Es lamento, no guaracha.
Un arrugado chamán
me dijo: “¿Sabe usté, man,
lo que canta esa muchacha?
”Su amigo escapó en un bote,
pero aún le lleva en la piel,
y ve los ojos de él
en el fugaz ocelote.
”Para acabar una guerra
ha pedido desposarla,
en contra de ella, y llevarla
el rey Kuna hasta su tierra.
”La boda está celebrada.
Nunca nada más hermoso
se vio en la selva, y lloroso,
que la joven desposada.
”El rey Kuna se despoja
del ocre que el rostro cubre...
y ella a su amigo descubre
¡y entre sus brazos se arroja!”
Aaayyy linda chocoítaaa!!!
(Peligros, solo en la selva, veaaaan)
El barco empezó a temblar
como una frágil canoa.
Surgió del fondo una boa
que se lo quiere tragar.
Saltan todos al azar,
entre gritos y jarana.
Yo me agarré a una liana,
y la boa, de un coletazo,
me lanzó por el espacio
a una espesura lejana.
(Alooone... blue mooon...)
Al descorrer la maleza,
vi chirimoyas gigantes,
flores de olores fragantes,
aves de rara belleza.
En medio, un lago profundo
de transparentes entrañas,
rodeado de sombra y cañas,
bullía, en peces fecundo.
“¿Ya viniste? Bueno pué”,
dijo surgiendo allí mismo
un campesino del istmo.
“¿Quién eres?” “Cejotapé.
”Tendrás que decirme, man,
esta extraña adivinanza:
¿Qué tiene el hombre en la panza?”
“En la panza tiene pan.”
Entonces, como una flor,
brotó una hermosa muchacha
de sonrisa vivaracha:
la viva imagen de amor.
Texto de Alan
Amanecer en Nicaragua, 1869
Martin Johnson Heade
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