18 noviembre 2018

CINCO POEMAS NOCTURNOS


Lo más fantástico son los claros despertares de la infancia


1

Era un día de verano.
La noche cayendo está
sobre el pueblo.
El agua al tacto era carne,
el reflejo del amor
solo misterio.

Solo noche de verano,
que el camino y las estrellas
alargaban,
hasta que el sueño del día
cruzaba rojo entre nieblas
la cañada.


2

No se quedó detrás sino delante,
guiándonos, la infancia.

Nunca se deja atrás sino delante,
huyendo, nuestra infancia.

Por la muchacha del cabello negro,
por ella, se alejaba.

Con la muchacha del cabello negro,
con ella, retornaba.


3

No aprenderé a pintar tus ojos,
los que lloran.
Ya no sabré pintar tus labios,
cuando los bese.
Nunca jamás será tu pelo
el que yo pinte. Nunca
el que sentí en mis mejillas.


4

Hay otra cara en la luna,
la oscura,
donde canta un niño.
Hay otro perfume en la luna,
de almíbar sin profanar.
Hay otro sol en la luna,
perdido,
el de los corazones.
Hay otras lunas de luna,
cristales que se quebraron
y son estrellas
oscuras
perfumes
perdidos
a lomos de tu luna.


5

La noche de verano
se derramaba tu cabello negro
sobre el vestido blanco.
Era verdad y sueño.
Los cielos eran íntimos, extraños.

Texto de Alan



Nettuno, Evening on the Beach
Antoine Herbert

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